El hombre que vino de Ribadelago
I
moldeando los pómulos con las duras aristas de los huesos
y una finita capa de carne cubre la frente
para que la piel pueda dibujar unas arrugas poco profundas
pero marcadas. El perfil tiene una cumbre en lo alto de la nariz,
desde donde desciende muy inclinado hasta el profundo desfiladero
de la boca.
Con la inquietud del viaje había olvidado la maleta en el
bar donde tomó un refrigerio. Nos pidió que nos pusiéramos
en contacto para recuperarla. Fallecería unos días más tarde.
II
¡Vayamos todos!
Enviad a los médicos
allá donde se produce la metamorfosis
en los tejidos del alma,
allí donde los tejidos vivos
lentamente se convierten en arenas muertas.
¿Dónde está nuestro frente?
¿Dónde combatiremos?
¡Acudid allá!
Donde existe la enfermedad
Donde existe el peligro
De convertirse en arenas muertas.
Los Montalvos 1971