Sin novedad llegamos a la ciudad a las nueve de la noche, había un tráfico denso y muy lento, pero al cabo de un tiempo los automóviles desaparecieron de las calles, las calles aparecieron vacías porque los automóviles desaparecieron de las calles. Estábamos en el centro y ya nos cruzamos con un carro de combate que dejó tras de sí el estrépito ruidoso de su motor. Las calles estaban casi vacías de gente. Alguien con quien nos cruzamos nos informó de lo que sucedía.
En un hotel del centro en la recepción nos admitieron y nos dieron hospitalidad. Había un salón grande donde estaba reunida mucha gente, había gran animación, y un aparato de televisión emitiendo. Un joven con el que entablamos conversación nos comentó que trabajaba para la revista Triunfo y nos pidió que le lleváramos con nosotros cuando regresáramos a Madrid...
Entre tanto saqué mi cuaderno y salí a un balcón largo y espacioso de obra, que daba a una importante y céntrica plaza de la ciudad, en la que permanecían aparcados camiones y vehículos militares. Había cierta movilidad, una persona de paisano mantenía una conversación con un militar uniformado... En esto comenzaron a dar noticias por la televisión, noticias importantes, hablaba el Rey y abandoné el balcón, y cuando el Rey terminó de pronunciar su conocido y famoso discurso, volví a salir al balcón para proseguir mi apunte, pero apenas pude continuar porque comenzó a desmontarse el operativo allí instalado, una agrupación de motoristas, dos en cada moto, tomó la curva a velocidad y desaparecieron, después el vacío y el silencio. Volví de nuevo al salón para seguir las noticias.
Al día siguiente fuimos al puerto porque me gustan los barcos, y tomé algunos ligeros apuntes.
2019
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| Grafito/papel, 15 x 21,5 cm. |
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| Grafito/papel, 15 x 21,5 cm. |
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| Grafito/papel, 15 x 21,5 cm. |
