La Casa de Palomares ~ José María Mezquita Gullón

LA CASA DE PALOMARES

      A Costa, Constantino, le conocí en la fábrica de Miguel Angel Colino. Es su mano derecha.
  Volví a verle pasado un tiempo mientras pintaba entre las ruinas de lo que fue en tiempos no muy lejanos un floreciente asentamiento rural. Vio mi coche, pensó que yo andaría por allí y se acercó a saludarme. Hay una casa junto al camino, me dijo que era suya y que se acercaba un día por semana para cuidarla. Le tenía mucho cariño porque allí había pasado su infancia.
  Un día le pregunté porqué había tantas bicicletas, me dijo que iba a la escuela en bicicleta.

  Está a unos diez km. de la ciudad después de abandonar la carretera comarcal, recorrer pistas forestales y finalmente un camino en malas condiciones.

  Un día junto a la puerta cochera de madera, mientras introducía mi equipo en el coche pasado el mediodía, vi acercarse lentamente por el camino un mercedes, se detuvo a mi altura y me dijo un tanto emocionado que en tiempos había trabajado allí con el padre de Constantino.

2015

LOS CINCUENTA, LA INFANCIA Y UNA HERENCIA

Nací en el 46, y de todas las consideraciones que pudiera hacer me quedo únicamente con una. Los cambios se sucedían muy despacio o no había cambios, y cuando algún acontecimiento motivo de asombro y admiración ocurría, como la inauguración de un cine o un fastuoso comercio era asumido con entusiasmo, pero dentro de lo previsible, lo superlativo dentro de lo previsible. Una confirmación del mundo que conocemos.

Los cambios eran bienvenidos, se esperaban las novedades, que podíamos asimilar e incorporar a nuestras vidas sin problemas.

La talla de las piedras que cortaban la paja incrustadas en la madera del trillo, no se haría de manera muy diferente a las hachas de sílex que usaba el hombre primitivo. El trillo ha pasado de su uso habitual en la agricultura sin apenas solución de continuidad a objeto de diseño y decoración.

Hemos pasado de la edad de piedra a la actualidad tecnológica. La suma de cambios que se han producido tan deprisa y en tan corto espacio de tiempo ha desconectado todos los vínculos que nos unían a nuestra memoria, han desaparecido los elementos físicos culturales y la actividad en los que nos reconocíamos.

UNA VENTA JUNTO A LA CARRETERA

Lugar de paso, una tienda o un sitio donde comer, hacer una compra o preparar un bocadillo de embutido casero. El mostrador marca la división entre lo público y lo privado, el espacio que está detrás pertenece a la intimidad. A la derecha un umbral por el que se aprecia el espacio familiar de un comedor que se puede compartir con el visitante en el que es admitido. El poso del tiempo sobre el escenario popular y rústico envuelto en la luz de interior. Y ante esta afirmación de permanencia aparece algo que pertenece a la actualidad, los radiadores de la calefacción y su instalación pero el predominio de todo lo demás es tal que quedan completamente integrados, en el mundo espiritual de la casa.

2015