ALMACENES ANTA
TRAJES DE NOVIA Acuarela/papel Arches. 76 x 56 cm. 1998 |
BODEGA Acuarela/papel Ingres. 70 x 100 cm. 1999 |
ALMACENES DÍEZ
TRASTIENDA Acuarela/papel Arches. 76 x 56 cm. 1997 |
BODEGA Acuarela/papel Arches. 113 x 100 cm. 1997 |
BODEGA Acuarela/papel Arches. 104 x 76 cm. 1998 |
BODEGA Acuarela/papel Ingres. 50 x 70 cm. 1998 |
ALMACENES EMILIO PRIETO
ALMACENES EMILIO PRIETO Acuarela/papel Arches. 56 x 76 cm. 1998 |
ESCALERAS Acuarela/papel. 76 x 56 cm. 1998 |
ALMACENES GARCÍA CASADO
PLAZA SAGASTA Y
CALLE SANTA CLARA
ENTREPLANTA Acuarela/papel Ingres. 70 x 100 cm. 1998 |
ESCALINATA Acuarela/papel Ingres. 140 x 100 cm. 1998 |
COMERCIO Acuarela/papel Ingres pegado a tabla. 101 x 71 cm. 1998 |
SASTRERÍA Acuarela/papel Ingres. 70 x 50 cm. 1998 |
GARCÍA CASADO Acuarela/papel Ingres. 70 x 50 cm. 1997 |
ENTREPLANTA Acuarela/papel Arches. 76 x 56 cm. 1997 |
GARCÍA CASADO Acuarela/papel Fabriano. 76 x 56 cm. 1997 |
COMERCIO Acuarela/papel Ingres. 100 x 70 cm. 1997 |
CUARTO DE LOS VIAJANTES Acuarela/papel Guarro. 71 x 51 cm. 1997 |
ALMACÉN Tinta china/papel Ingres. 100 x 70 cm. 1997 |
ALMACENES VICTORIA
ALMACENES VICTORIA Tinta china/papel. 70 x 50 cm. 1998 |
ESCAPARATE Acuarela/papel Arches. 76 x 56 cm. 1998 |
ASTUDILLO
BODEGA Acuarela/papel Arches. 105 x 75 cm. 1997 |
ASTUDILLO Acuarela/papel Arches. 76 x 56 cm. 1997 |
BODEGA Acuarela/papel Arches. 76 x 56 cm. 1997 |
CALZADOS SÁNCHEZ
HABITACIÓN VENECIANA Acuarela/papel Arches. 105 x 75 cm. 1999 |
CALZADOS SÁNCHEZ Acuarela/papel Arches. 105 x 76 cm. 2001 |
CALZADOS TRECCE
PROCESO DE EJECUCIÓN |
CALZADOS TRECCE Acuarela/papel Ingres, 70 x 50 cm. 2001 |
CALZADOS TRECCE Acuarela/papel Ingres, 70 x 50 cm. 2001 |
CALZADOS TRECCE Acuarela/papel Ingres, 70 x 50 cm. 2001 |
CALZADOS TRECCE Acuarela/papel Ingres, 50 x 70 cm. 2001 |
CALZADOS TRECCE Acuarela/papel Ingres, 70 x 50 cm. 2001 |
EL CANDADO
MURO Acuarela/papel Arches. 105 x 75 cm. 1997-1998 |
ACCESO Acuarela/papel Arches. 84,5 x 65,5 cm. 1997 |
INTERIOR Tinta china y acuarela/papel Ingres. 140 x 100 cm. 1998 |
ESCALERAS Acuarela/papel Arches. 103 x 66 cm. 1997-1998 |
PATIO Acuarela/papel Arches. 113 x 93 cm. 1997-1998 |
EL REDONDEL
ALMACÉN Acuarela/papel Ingres. 70 x 100 cm. 1999 |
LA PERLA
LA PERLA Acuarela/papel Ingres. 100 x 70 cm. 1999 |
TRASTIENDA Acuarela/papel Ingres. 100 x 70 cm. 1999 |
MERCERÍA MEZQUITA
MERCERÍA MEZQUITA. C/ FERIA 14 Oleo/lienzo. 42 x 42 cm. 1969 |
TRASTIENDA Óleo/tela, 42 x 35 cm. 1969. |
SEMILLAS PRIETO
SEMILLAS PRIETO Acuarela/papel Arches. 105 x 75 cm. 1999 |
OFICINA Acuarela/papel Arches. 105 x 75 cm. 1999 |
COMERCIO Acuarela/papel Fabriano. 100 x 70 cm. 1999 |
VARONE
VARONE Acuarela/papel Arches. 76 x 56 cm. 1997 |
OFICINA Acuarela/papel Fabriano. 76 x 56 cm. 1997 |
ESCAPARATE Tinta china/papel Ingres. 70 x 50 cm. 1997 |
SÓTANO Acuarela/papel Ingres. 50 x 70 cm. 1997 |
EN EL EDIFICIO DE LA PLAZA SAGASTA
Don Justo es como mi vecino, sólo estamos los dos en el edificio, él en su despacho y yo en algún lugar del enorme edificio frente al caballete. A veces nos cruzamos en la gran escalinata, el baño gotea, voy a llamar al fontanero.
EL ALMACÉN EN LA CALLE SANTA CLARA
El gran reloj que vino de Cataluña, en su caja de madera preside el espacio del comercio desde el pilar central con su sonido grave serio y casi severo. Un día dejó de sonar y Freddy no volvió a darle cuerda.
Desde el interior, desde lo alto de una pasarela se divisa todo el espacio y me parecía un trasatlántico al revés, hacia dentro, las galerías de las cubiertas en el espacio interior. La cubierta de tarima despejada entre las filas de los mostradores y los pilares como mástiles, y dominándolo todo el departamento acristalado de la caja como el puente de mando.
Freddy detrás del mostrador siempre en pie, a veces salía..., voy a por tabaco, fumaba rubio. Estuve tres meses, incluso más, al final me volvió a abrir para terminar un cuadro. Nunca me dio una opinión, una pista de lo que pensaba sobre el arte o sobre lo que yo hacía. Javier me manifestó su asombro por mi trabajo, me dijo que tenía la idea de que los artistas eran bohemios y pintaban de vez en cuando tenían ganas. Llegaba minutos antes de la hora comercial y recogía cumplida ésta y no me separaba del trípode, salvo excepcionalmente para hacer una incursión para buscar un nuevo tema, o más bien descubrir un nuevo tema, uno nuevo, pues el siguiente ya estaba en la mente. Así encontré la sastrería y el cuarto de escaparates en el edificio de la plaza Sagasta.
UN ESCAPARATE PARA EL FIN DE SEMANA
O EL ESCAPARATE COMO ESCENARIO
Desde la hora del cierre hasta la apertura el lunes, el escaparate es la tienda entera, o la suma de los escaparates y el resto de la tienda.
Unas cortinas como telón de fondo, o para tapar lo que no debe distraer la atención, una plataforma para situar sobre ella el escenario con los maniquíes, todas las superficies con capacidad de mostrar lo que se desea, el suelo o la tapa de los mostradores, y los pilares con espejos multiplican las imágenes.
El caso extremo es la permanencia, el escaparate permanente. El escaparate se prolonga hacia el interior ocupando toda la tienda, el caso extremo se manifiesta en libertad sin condicionamientos culturales, el deseo fluye libremente, los maniquíes continúan tras el escaparate, sobre un muro, se suben al mobiliario, rodean la parte anterior del mostrador y se suben a él esforzándose por mostrarse.
Así que se establece una perspectiva desde el exterior a través del escaparate hasta el interior de la tienda. Y desde la puerta donde nos recibe uniformado con buzo un maniquí, seguido de una hilera de uniformes y batas que flanquean el recorrido de la entrada, y pasamos como si pasamos revista. Y ya en el interior y junto a un pilar se manifiesta otro sin cabeza con un traje de agua con capucha.
Y así se pone de manifiesto de forma directa la teoría, la filosofía de que mostrar las existencias, los artículos, es lo que más vende. El mejor dependiente es el escaparate.
Desde los más suntuosos barrocos y recargados de puntillas y finos trabajos de bolillos, pasando por todas las profesiones, oficios u ocupaciones hasta los más humildes delantales.
Unas cortinas como telón de fondo, o para tapar lo que no debe distraer la atención, una plataforma para situar sobre ella el escenario con los maniquíes, todas las superficies con capacidad de mostrar lo que se desea, el suelo o la tapa de los mostradores, y los pilares con espejos multiplican las imágenes.
El caso extremo es la permanencia, el escaparate permanente. El escaparate se prolonga hacia el interior ocupando toda la tienda, el caso extremo se manifiesta en libertad sin condicionamientos culturales, el deseo fluye libremente, los maniquíes continúan tras el escaparate, sobre un muro, se suben al mobiliario, rodean la parte anterior del mostrador y se suben a él esforzándose por mostrarse.
Así que se establece una perspectiva desde el exterior a través del escaparate hasta el interior de la tienda. Y desde la puerta donde nos recibe uniformado con buzo un maniquí, seguido de una hilera de uniformes y batas que flanquean el recorrido de la entrada, y pasamos como si pasamos revista. Y ya en el interior y junto a un pilar se manifiesta otro sin cabeza con un traje de agua con capucha.
Y así se pone de manifiesto de forma directa la teoría, la filosofía de que mostrar las existencias, los artículos, es lo que más vende. El mejor dependiente es el escaparate.
Desde los más suntuosos barrocos y recargados de puntillas y finos trabajos de bolillos, pasando por todas las profesiones, oficios u ocupaciones hasta los más humildes delantales.
2015
Para quien tiene como compromiso el mundo de las emociones, de las líneas, de las formas, del color, del espacio, de la luz... Su tarea equivale al rescate del camino vivo y vivido; el rescate de los estímulos que afloran en el lago de la conciencia, identificando lo que coincide con la íntima experiencia de algo conocido, algo reconocido como soporte de una antigua luz. El deseo de reconocerse en algo que tiene que ver con una antigua visión, con un origen; y para que esto ocurra es preciso afrontar de nuevo y cada día el miedo, los vientos, el frío y el cansancio con el espíritu y la fe del que tiene una misión.
Un día se desvanecen las barreras que hacían de la calle una ruta única y sin estímulo. Y el antiguo espíritu te conduce y te guía sobre la compleja geografía del plano urbano, con el paso del que tiene destino: cruzando esquinas y eligiendo el camino, y se desvanece el tejido que habían formado días y días, envuelto en un cálido halo. Y antes de llegar al lugar ya percibes su fluido, espiritual: una tarjeta indescifrable, críptica; pero la impresión lleva nítida la marca en la que se reconoce el estímulo del mensaje.
Enero 1997
Enero 1997
Para pintar..., el artista debe soñar despierto..., y para eso..., el artista debe hacer de la vida un sueño.
Enero 1998